Este no está siendo el verano que precisamente yo quería. La verdad, es muy sencillo. Primero, no me dieron la beca MEC para estudiar inglés durante unas semanas en el extranjero. De veras, no sé en qué punto exacto tendré el palacete de verano en Palma de Mallorca (bueno ya que nos ponemos a pedir, que sea cerca del club náutico porque me van a doler los pies de andar desde el campo de golf). Ah, se me olvidaba tampoco sé donde tengo la casa de invierno para poder esquiar. En este país las cosas son de otra manera.
Segundo, no tuve vacaciones fuera de mi querida Cáceres. Visité Madrid durante un día y fue para hacer unas compras.
Tercero, la actualidad en mi país es de locos. Ya hablé en mi facebook y twitter de ello pero lo repito acá también: El tema de las JMJ la gilipollez más grande que puede haber. Además parte de ella financiada por el bolsillo español. Señores, ¡esto es España! Olé, olé y olé.
Después, mi amiga Esperanza Aguirre dice: La igualdad, dignidad, libertad... los ha traído el cristianismo. Que no se crean que los ha traído Karl Marx. Con cosas, perdón que me equivoco quería decir, personas así. ¿Qué clase de mentes escogemos para que dirijan nuestros gobiernos? Por favor. Voy a ir dejando este tipo de noticia, me pone de malhumor que haya gente que acepte a esta clase de personas y además los siga como si fueran profetas.
En resumen, mis veranos son tristes sí, mucho y más.